“Me quedé quieto,
temblando de ansiedad,
sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza…”
Eduard Munch.
Vengo, como el verso, de la nada,
nacida bajo el signo de Saturno,
anomalía fija en el intelecto;
los hipocráticos Bilis Negra me llamaban,
como Acedia me llené de tedio y pereza;
he sido amante de filósofos y poetas,
último aliento de los suicidas,
que han sido seducidos por mi rostro.
Ahuyenté a los fantasmas de mis días
mientras Burton describía mi anatomía.
Soy el Spleen de Baudelaire,
la Melancolía de Freud,
el Saturnismo de Verlaine,
la Angustia de Munch,
la Depresión de Kräpelin,
la Náusea de Sartre.